Evolucionar no es solo una capacidad humana

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Colaboración de Mariana Stange,  Ingeniera Civil y Corredora Inmobiliaria. Fundadora de Mariana Stange Real Estate, desde donde, junto a un equipo especializado, asesora en el rubro corporativo y comercializa propiedades.

Las personas somos seres en constante cambio. Cada paso que damos nos permite aprender, acumular experiencia, ser más sabios. Me gusta llamar a este proceso evolución, ya que no se trata de una transformación o re-invención que implica convertirnos en algo distinto de lo que somos, sino que con cada paso vivido somos cada vez más nosotros mismos.

Las oficinas, en tanto son espacios habitados, vividos…respirados por personas en evolución, también están en constante crecimiento. Acumulan lo aprendido y sobre esas bases se expanden.

Hace 25 años que camino oficinas. Mi profesión de broker y asesora inmobiliaria me invita permanentemente a recorrer espacios de trabajo ya sea para tasarlos y recomendar a sus propietarios la mejor estrategia de comercialización o con clientes, potenciales compradores o locatarios de los mismos. 

En este tiempo los vi evolucionar, abrirse y desperezarse, eliminando muros, iluminándose, llenándose de plantas, de charlas y de bienestar.

Si bien no llegué a ver oficinas con ceniceros (atención millenials!! sabían que en una época se podía fumar en las oficinas?) si vi espacios totalmente compartimentados, con muros de mampostería entre despachos y salas de reuniones que estaban sobre las ventanas, dejando confinados al uso de luz artificial el día entero a administrativos y comerciales…si, el día entero y esto se controlaba con el fichaje de horario de entrada y salida.

De a poco los espacios se hicieron mas colaborativos, los puestos se fueron democratizando al punto que llegamos hoy donde no difieren según jerarquía y comenzaron a incorporarse lugares para encuentros informales, comedores y coffee-breaks incluso salas de audio y siestarios para que los colaboradores puedan descansar unos minutos luego de almorzar.

Si tuviera que resumir la evolución de las oficinas en este último cuarto de siglo diría que el foco pasó a la persona. En el bienestar de cada hombre y mujer que está trabajando en una oficina es donde hoy el management, inmobiliarios y arquitectos estamos centrando nuestro trabajo. Y eso es bueno, es muy bueno. En la medida que los equipos se sientan a gusto, podrán conectar mejor con su creatividad y expertise y esto redundará en un mejor desempeño y una mayor productividad. Un círculo virtuoso que se expandirá hasta confides desconocidos, como las olas que hace una piedra arrojada a la superficie del agua. 

Así como hace años las búsquedas de relocalización de las empresas las realizaban los gerentes financieros y administrativos, quienes estaban muy atentos al ratio valor/superficie, hoy ese trabajo es realizado por los líderes en áreas de recursos humanos o talento, quienes consultan por la seguridad y accesibilidad de los espacios, estudian la presencia de gastronomía y gimnasios en el entorno inmediato, chequean la existencia de bicicleteros en los edificios para recién allí decidir entrar a las oficinas y constatar la luz natural, la existencia de ventilación cruzada, posibilidad de armar espacios verdes y arquitectura de la planta. 

Sucede que las oficinas modernas están dejando de ser “cajas para trabajar” para evolucionar a “espacios para encontrarse y colaborar”. 

Esta revolución que se ve acelerada por la actual crisis sanitaria,  está generando que, inmobiliarios y arquitectos, trabajemos cada vez más que nunca en equipo para poder brindar un mejor servicio a nuestros clientes.

Ser equipo, complementarlos y sinergizar, nos hace más sabios, mejora nuestro trabajo y nos permite expandir nuestros horizontes profesionales. Satisfacer a nuestros clientes es una meta y es camino a la vez. Esto nos permite evolucionar como personas y profesionales y esto nos alegra el alma!