
H.F. Johnson Jr., líder de la tercera generación de SC Johnson, quería construir un edificio para ubicar las oficinas administrativas de la compañía, pero no quería una edificación convencional, buscaba innovación y modernidad y consideraba que el arquitecto indicado para dicha tarea era Frank Lloyd Wright.
H.F. Johnson Jr. y Frank Lloyd Wright
Lloyd Wright era un transgresor en lo que a arquitectura respecta. Durante sus años de carrera creó un nuevo concepto sobre los espacios interiores e inició el movimiento conocido como “Escuela de la pradera”, que se destacaba por el uso de líneas horizontales, techos de cuatro aguas con amplios aleros y ventanas agrupadas horizontalmente.
Además, diseñó más de mil obras, de las cuales se concretaron 532 y en el año 2019, 8 de ellas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Oficinas del futuro
Fue entonces, en 1936, que Johnson contactó a Wright y comenzaron a idear el edificio que años más tarde sería considerado como una de las mejores obras arquitectónicas del Siglo XX.
El arquitecto, un adelantado para su época, decidió utilizar muebles modulares, creó una planta abierta de oficinas para fomentar la productividad e instaló un sistema de aire acondicionado convirtiendo de esta manera al edificio Johnson como uno de los primeros en contar con esta facilidad en Estados Unidos.
Sin lugar a dudas, la singularidad de esta edificación, son las columnas que el propio Wright bautizó como “dendriformes” haciendo alusión a su forma de árbol.
Tienen 23 centímetros de diámetro en la base que van en aumento hasta llegar a los 5,6 metros de diámetro en la parte superior. Esta característica hizo que la Comisión industrial de Wisconsin no aprobara los planos del edificio, pero Wright llevó a cabo un experimento, al cual asistieron cientos de espectadores y el propio Johnson, mediante el cual demostró que las columnas podían soportar más peso del que se necesitaba y finalmente la obra fue aprobada.
Las icónicas columnas de las oficinas Johnson.
Pero la historia no terminaría ahí. El arquitecto, además de ocuparse de la estructura, se involucró en el diseño de interiores. Diseñó archiveros rodantes que fueran fáciles de desplazar, ascensores abiertos que viajaran desde el subsuelo hasta el penthouse ofreciendo una vista panorámica de las instalaciones, definió el color de las paredes y hasta ideó parte del mobiliario, como por ejemplo los escritorios que hoy en día son icónicos.
Tanto es así, que el año pasado durante la feria NeoCon, la empresa dedicada a la confección de mobiliario corporativo, Steelcase, recreó el escritorio diseñado por Wright para las oficinas Johnson.
Escritorio diseñado por Wright que fue recreado por Steelcase.
El trabajo de Wright cumplió con el propósito que le había encomendado Johnson.
En palabras del propio empresario: “Esto nos diferenció de los demás y atrajo una gran atención hacia nosotros como compañía única”.